El NO fín de Radio San Borondón

No me equivocaba esta mañana cuando decía que el Sr. Placeres está en <modo depresivo> y con él, el tono del programa. Supongo que tiene que ser duro hacer un programa cerca de las elecciones y no tener nada donde meter cuchara. Es por ello, por lo que, a falta de mejores incentivos, el locutor se ha trasladado a los "lugares comunes de la izquierda": Que si hay que votar progresista cualquiera que sea la opción (no hay ninguna apatrinada por Él, no se dejan), que si el fascismo que viene... hasta de religión(!) hablo el amigo.. todo en un tono conciliador, eso sí. A eso se le llama hacer de la necesidad, virtud.

Esta vez no hizo referencia a la ratita, osease a mí, aunque si habló, en ese tono apesadumbrado que le caracteriza cuando quiere dar pena, de los malandrines que desean el fín de Radio San Borondón. Quiero que sepas Sr.Placeres, que no me encuentro entre ellos. Quiero que sigan y que mantengan sus puestos de trabajo. Eso sí, con el dinerito propio, que para eso son una institución privada.

Llevo tiempo escuchando que van a cerrar, ¿cuánto? ... 6 meses, 1 año, 2 años..¿más? .. Si. Y en Radio San Borondón saben que llevan tánto tiempo, como el cuento de "Pedro y el lobo",  pidiendo dinero a sus oyentes, que al final éstos no les creen. Tan simple como eso. Si sus negros augurios se hubiesen hecho realidad, hubiésen cerrado hace tiempo, y ahí están. Les creo cuando dicen fírmemente que estan en dificultades económicas, pero ¿quién no lo está en esta crisis?, ¿les parece que les cuente mi vida para ver si se hacen socios del parado blogero?. Sólo espero que la próxima vez que me salude por La Laguna no se le ocurra intentar venderme la moto de nuevo.

Radio San Borondón no va a cerrar, o al menos no en los próximos años, créanme. Si cerramos los ojos y escuchamos atentamente seguiremos oyendo el lagrimeo por los alrededores de la calle Herradores durante mucho tiempo. Sin embargo, morirá de algún modo. Su decadencia es ya demasiado evidente.

Morirá no físicamente, ni en las ondas, pero sí en su propósito fundamental : el de tener influencia en la izquierda de estas islas. Y son varias las razones. Permítame que les enumere algunas:

- Pura biología : R.San Borondón debe de tener unos oyentes-seguidores con una media de edad de 60 años (yo tiro la media para abajo, como otros de los lectores de este blog, creo). Sólo hay que escuchar, no sólo a los miembros y colaboradores de la emisora (jubiletas casi todos), sino al modo de enfocar los problemas; un modo antiguo y caduco, con un lenguaje que no cala y faltón. Sin nada que ofrecer a nadie por debajo de los 40 años. Nada se puede construir a partír de ahí, ni en la izquierda ni en la derecha.

- Credibilidad : Una de las cosas que más me ha impresionado de la creación de este blog, es la cantidad de gente que opina de modo similar a mí. Es decir, que ya no se las dan con queso más. El problema de la credibilidad es que cuesta mucho ganarla y muy poco perderla, y ustedes la han perdido hace tiempo. Al menos entre la gente con dos dedos de frente que se da cuenta de sus manipulaciones. Sin pretender ser peyorativo ¿se han dado cuenta la gente que les sigue como forofos?¿aquellos que van a la sala San Borondón?... buenísima gente, no lo dudo. De inmenso corazón. Pero .....

- Están gastados : todo mensaje machacón tiene cierto efecto, pero cansa a la larga. Ustedes se repiten más y más cada día, y no me refiero sólamente a la música que ponen, A veces, no se si escucho el programa del día o una repetición de un programa viejo : las mismas gentes, los mismos temas, los mismos audios (!) (César, por dios, no pongas mas el audio de Ana Oramas a los invitados!!)

En definitiva -me estoy cansando de escribir-, la rueda de la historia, interesante concepto usado desde una óptica marxista, les ha pasado ya por encima. Como su amigo Paco Padrón le dijo a usted, Sr.Placeres, todo tiene un principio y un fín. Usted ha hecho algunos amigos y muchos enemigos en su camino, espero que le haya valido la pena.

Pero, en vez de una retirada honrosa a su lugar natal a disfrutar con los suyos, me temo que su ego lo tendrá amarrado al micrófono, con cada vez menos y menos gente que le escuche, y menos y menos gente a la que llamar por teléfono. Llorando entre los suyos y arrastrándo lo que usted ha ayudado a crear, consigo hacia la insignificancia.

Porque San Borondón no morirá. Será como una de esas estrellas masivas que, al final de su vida, cuando ha consumido todo su combustible nuclear por consumir, terminan conviritiéndose en una enana blanca. Viva, emitiéndo por muchos siglos, pero sin importancia alguna en el firmamento.